Entrevista con Manuel Gutiérrez Aragón, director de cine
“Yo no creo que ahora mismo haya un cine de vanguardia, porque la producción de cine es muy cara”.
Manuel Gutiérrez de Aragón acudió a los cursos de verano 2013 para hablar de la influencia del cine en las vanguardias artísticas. Con él mantuvimos esta entrevista antes de entrar a presentar su ponencia que contó con una excelente tarjeta de presentación en forma de documental. Un riguroso trabajo de reconstrucción histórica sobre la correspondencia mantenida por Lorca y Dalí, durante su estancia en la Residencia de Estudiantes que fue producido hace un par de años, cuando el director ya se había retirado oficialmente de la dirección.
Desde el punto de vista histórico, y desde la perspectiva de la actualidad.
¿Cómo ha contribuido el cine con nombres y apellidos al progreso de las vanguardias?
El cine cuando empezó, ya era una vanguardia. Y desde luego, los artistas de vanguardia se sintieron fascinados por el cine. Como siempre habían hablado de un arte que se produjera de una manera, digamos, fría, ajena al sentimiento, según la vanguardia más radical; Así que encontrar un instrumento que por sí solo hacía una reproducción, y en cierta manera creaba también, de una manera fría; era la forma más parecida al ensamblaje entre un aeroplano y un cuadro.
Había gente de la vanguardia como Dalí, para el que la imagen viva de la vanguardia, era la cámara de cine que reproducía por sí misma. Sin sentimientos, sin valoraciones, de una manera automática. Era una época en que se estilaba la escritura automática.
Por sí mismo, el cine fue un arte de vanguardia.
En los años 30, sobretodo, el cine en si mismo, se convirtió en un arte.
Un arte más vinculado a la poesía que a la novela o la literatura en prosa. Con la aparición del cine sonoro, aquello se acabó. El cine se volvió discursivo, como el teatro, como la novela y evidentemente, ya las cosas cambiaron. Pero la eclosión del cine, en los principios del siglo veinte, no cabe lugar a duda, que fue un arte de vanguardia.
Se hiciera la película que se hiciera, aunque fuera una película tradicional.
El poeta Rafael Alberti dejo escrito: “Respetadme, he nacido con el cine” algo revelador y que da peso específico a lo que usted dice. Pero qué aportación tiene hoy en día el cine, no solamente el cine español, a estos movimientos de vanguardia?
El cine de producción norteamericana, sobretodo, y europeo y asiático de alto presupuesto; no cabe duda que no. Prolonga el discurso dominante, como se suele decir, y no aporta especial ruptura con la vanguardia. Pero no cabe duda, que ahora, que se rueda con cámaras digitales – antes no, antes era muy difícil- ahora con una cámara digital, siquiera la de un móvil, puede hacerse una película. Pero como medio de expresión, no cabe duda de que se ha popularizado. El equivalente sería que todo el mundo tuviera lápiz y papel y dijera ¡Voy a ser pintor! Bueno, pues ahora todo el mundo puede crear imágenes, pero otra cosa es que esas imágenes, interesen a los demás. Yo no creo que ahora mismo haya un cine de vanguardia, porque la producción de cine es muy cara. Mucho más caro que componer una pieza musical para trío o pintar un cuadro. El cine que conocemos tiene cualquier cosa, menos algo de vanguardia, desgraciadamente. Para mí, siempre hay personas que en su casa y con amigos, hacen un cine más rupturista. Desde el punto de vista del lenguaje, las imágenes más radicales se hacen en publicidad.
Hablando de cine de autor. ¿Se puede decir que ha pasado a mejor vida?
Eso está por redefinir. No cabe duda de que en un mundo globalizado y tan multimedia, es difícil encontrar un Antonioni o un Visconti o un Buñuel. Pero los hay. Y tienen sus seguidores. Hay algunos directores chinos y de otras partes de Asia que tienen sus seguidores, aunque no podemos esperar de ellos que sean Spielberg.
El director cinematográfico Manuel Gutiérrez Aragón, en el curso de sus declaraciones.
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